Destiny || KaiSoo
¿Crees en el destino?
¿Alguna vez has considerado como real la leyenda del hilo rojo?
¿Alguna vez te has despertado a mitad de la noche con un nombre en los labios?
El nombre de alguien a quien no conoces, pero que extrañas.
Do KyungSoo no creía en nada de eso. Él no creía en amores eternos ni en caminos ya establecidos.
La vida le habia mostrado que cada uno es dueño de las decisiones que toma, que la vida no te ofrece segundas oportunidades y que puede llegar a ser terriblemente cruel con las personas. El dolor de una perdida, de un desamor, todo eso se podía evitar si él tomaba las decisiones correctas: el no aferrarse a alguien por mucho tiempo, porque la vida es efímera y hoy puedes estar tomando un café y mañana puedes estar en tu propio funeral.
Es por ello que siempre tomaba el mismo tren, a la misma hora y en la misma estación. Tenia una rutina fija desde cuanto tiempo se demoraba en cepillarse los dientes hasta su hora de comer y de ir al baño. Era una de esas típicas personas controladoras que odiaban cuando algo les tomaba mas tiempo de lo acordado. Odiaba cuando algo se le salia de las manos, cuando él no podía tener el control sobre ellas.
Podría decirse que era una persona gris, o por lo menos así lo consideraban sus compañeros de trabajo.
No salia a divertirse y no tenia pareja. A las justas tenia uno que otro amigo. Solo Luhan y Junmyeon soportaban su ácida personalidad, su temperamento cambiante y, la mayoría de veces, sus duros comentarios.
KyungSoo nunca creyó en el amor. Es mas, nunca se enamoro de nadie.
Cuando sus amigos le preguntaron el por qué de ello, él solo se quedaba callado.
No sabia a ciencia cierta porque estaba solo, pero a decir verdad a él no le importaba. Las relaciones amorosas eran muy complejas para estar perdiendo tiempo en ellas y, a decir verdad, él estaba mas enfocado en su trabajo y estudios.
Él sabia muy bien que las parejas no permanecen juntas para siempre. Él mismo lo habia visto en sus padres. Tal vez por ello prefirió ahorrarse el dolor de amar a alguien y vivir solo. La soledad lo hacia sentir bien. Por lo menos eso se decía a si mismo.
Por otro lado estaba JongIn.
Un joven que recién empezaba a vivir, pues habia dejado la casa de sus padres y habia conseguido un trabajo el cual le permitía costearse un departamento para él solo. De hecho, la vida le habia dado buenas cosas hasta ahora, excepto algo que JongIn anhelaba: el amor.
A pesar de ser uno de los chicos mas guapos de la empresa, y en su momento de su universidad, él estaba soltero. ¿La razón? Todas las personas que se acercaban a él, sean hombres o mujeres, solo lo hacían por su físico. Ninguno se tomaba el tiempo de conocerlo. De saber sus gustos, sus quejas, sus sentimientos. Y era increíble que a pesar de esforzarse por que sus relaciones duraran, estas no lo hacían.
El sentimiento de perdida, de despedida, era lo que mas odiaba. El tener que rendirse con una persona porque simplemente la relación no daba para mas.
Solo una vez se habia enamorado. y aquella persona lo habia hecho sufrir. Sin embargo, a comparación de KyungSoo, él si creía en el amor. Lo habia visto en sus padres, en sus amigos y el mismo lo habia experimentado, no de la misma forma que los demás pero lo habia vivido y eso era lo que contaba para él.
JongIn creía en aquella leyenda del hilo rojo. Sabia que habia una persona al otro extremo. Una persona hecha perfectamente para él. Y él estaba dispuesto a esperarla. No importaban los años. Él sabia que llegaría y que el día que lo viera su corazón le diría que es él o ella la persona de su vida.
JongIn y KyungSoo nunca se habían visto. A pesar de trabajar en la misma empresa, nunca se habían topado ni escuchado el uno del otro.
KyungSoo siempre se iba temprano del trabajo y JongIn siempre salia ya entrada la noche.
Pero lo que unos llaman destino pasó. Lo mas inesperado sucedió.
Junmyeon le habia pedido de favor a KyungSoo quedarse a terminar su trabajo, ya que él tenia que ir a cuidar a su prometido que estaba enfermo. A regañadientes y casi obligado acepto.
Todos habían ya salido de la empresa para cuando el reloj dio las 10 pm.
KyungSoo terminó de guardar el archivo en el que estaba trabajando para luego apagar la computadora. Decidió subir al sexto piso por algo de café ya que el suyo ya se habia acabado.
¿Quien iba a decir que esa simple acción ya seria diferente para él?
Nunca en su vida habia ido mas aya del quinto piso. Nunca le habia llamado la atención ir un piso mas arriba. Tal vez por eso nunca habia visto a JongIn.
Para cuando el moreno se servia la ultima taza de café, escuchó pasos detrás de él.
Extrañado giró y se detuvo. Su cuerpo hormigueando mientras su corazón comenzaba a latir con fuerza.
KyungSoo estaba en la misma situación que él.
No sabían por qué pero ambos estaban paralizados mirándose el uno al otro.
JongIn fue el primero en reaccionar. Se acercó al bajito con su taza de café en mano y se la ofreció. Unos segundos después, KyungSoo acepto. No intercambiaron palabra alguna y solo se miraron mientras el bajito bebía el café.
Horas después, cuando ambos salían de la empresa intercambiaron miradas una vez mas. Y como si mediante miradas pudieran comunicarse caminaron juntos hasta la casa de KyungSoo.
No sabían a ciencia cierta por qué se sentían así. Completos y llenos, como si por fin hubieron encontrado aquello que les faltaba.
Fue cuando KyungSoo saco las llaves de su casa, cuando cruzaron palabras.
-...KyungSoo
-...JongIn
Sin saber como, ambos dijeron el nombre del otro.
Casualidad, o tal vez algo mas fuerte. JongIn tomo la mano del bajito y entraron a casa. La casa de ambos.
Porque ambos sabían que algo habia cambiado.
Porque en sus mentes sabían que aquello no era simple casualidad o el sentimiento del momento. Rabia algo mas entre ellos, algo fuerte.
Algo que ellos estaban dispuestos a experimentar.
Porque el destino quiso unirlos.
Y aquello ya estaba escrito.
Kim JongIn y Do KyungSoo se amarían por toda la eternidad.
Por toda la eternidad.
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